No todo en la vida es brunch, Pride y fotos con filtro en el Ángel. A veces, lo que una necesita es un lugar donde el morbo, el cuerpo y el instinto tomen el control. Sí, vamos a hablar de putería —con orgullo, sin culpa y con consentimiento.
Porque explorar tu sexualidad es igual de válido que ir al museo Frida Kahlo. Y si algo tiene la CDMX es una oferta sólida (y a veces underground) de espacios para cruising, encuentros sexuales y liberación sin etiquetas.
Aquí te dejo cinco lugares icónicos para hacerlo con estilo (o con oscuridad, según se requiera).
Sodome
Sodome es uno de los lugares más oscuros y explícitos —literal y figuradamente— de la ciudad. Está pensado para quienes quieren ir al grano: luces bajas, espacios abiertos para encuentros espontáneos, y reglas claras de consentimiento.
El lugar tiene zona de bar, cabinas, laberinto y cuarto oscuro, con un código no verbal simple pero respetuoso. Hay días temáticos (jockstrap night, sin ropa, leather) que se prestan para explorar fetiches específicos.
Llega con actitud abierta, pero con respeto. No todo es para todos, y aquí el consentimiento es la verdadera palabra clave.

Sexto Piso
Ubicado literalmente en un sexto piso cerca del metro San Juan de Letrán, este sauna gay es un clásico para quienes buscan cruising más tradicional. Tiene vapor, regaderas, cabinas, zona común, cuarto oscuro y una terraza donde a veces se arman los encuentros más inesperados.
Es más discreto, relajado y menos estético que otros lugares, pero para muchos, eso es justo lo que le da el encanto: cero pretensiones, todo deseo.
Dallas
Este antro es mezcla entre strip club, darkroom, cuarto de vapor y cine porno en vivo. Sí, todo eso en uno. Dallas es para quienes quieren ver y ser vistos, para quienes quieren intensidad, pero también un poco de performance.
Ubicado en la Zona Rosa, tiene un ambiente erótico, masculino y directo. Aquí no hay lugar para la timidez.
Club Olimpo
Este sauna ubicado en el sur de la ciudad es un favorito de la vieja escuela y también de nuevas generaciones curiosas. Tiene varias áreas: vapor, regaderas, cine, camastros, cabinas privadas y un cuarto oscuro amplio.
Se respira un aire relajado, casi de club social con mucha testosterona. No es el más moderno, pero sí es uno de los más concurridos, especialmente en fines de semana y tardes calurosas.

TOM’S Leather Bar
Si hablamos de ambiente fetichista, TOM’S es la casa. Este bar de dos niveles combina drinks fuertes, buena música y una sección trasera (literalmente) para encuentros más físicos.
El código de vestimenta suele inclinarse al cuero, arneses, deportes o simplemente poco. La vibra es masculina, erótica y sin filtros. Hay noches temáticas con DJ, concursos de ropa interior y gente que va directamente a conocer, explorar y ligar.
¿Y qué hay del cruising callejero?
Sí, la ciudad tiene espacios públicos (parques, estaciones, baños) donde históricamente ha habido cruising. Pero no los incluyo por una razón simple: no todos son seguros. Muchos implican acoso policiaco, zonas sin iluminación o contextos donde la libertad se convierte en riesgo.
Por eso, si vas a explorar, hazlo en espacios gestionados por la comunidad, con reglas, respeto y estructura. Hay morbo… pero también derechos.
La CDMX es una capital que no solo celebra el Pride en junio: también ofrece espacios para quienes desean explorar lo erótico sin culpa. Y eso, en una cultura que tantas veces nos enseñó a escondernos, es un acto de libertad radical.
Así que si vas a putear, hazlo bien. Con respeto, con cuidado… y con muchas ganas.