Ok, lo lograste: por fin vas a tu primer Pride. Ya sea en CDMX, Guadalajara, Nueva York, Madrid o donde sea que decidas soltar tu arcoíris, aquí va una guía práctica para vivir al máximo esta experiencia, sin abrumarte ni quedarte con ganas de más.
Esto no es un tutorial para “ser más gay” ni un manual de comportamiento. Es simplemente un compendio de tips que a mí me hubiera encantado saber cuando fui por primera vez. Vamos a eso.
Ve por la razón que tú quieras, pero ten claro por qué vas
El Pride es una celebración, sí. Pero también es una protesta, un espacio político, un recuerdo de luchas pasadas, y una fiesta de visibilidad y amor propio.
Puedes ir porque quieres celebrar tu identidad, porque quieres apoyar a tu mejor amiga lesbiana, porque eres aliado o porque simplemente te mueres por ver a las drag queens del desfile. Todo bien, pero ten presente el “por qué” personal. Te va a ayudar a conectar mejor con el ambiente y a respetar el espacio.

No necesitas “verte más queer” para encajar
Esto aplica especialmente si es tu primer Pride y sientes que todo mundo ya tiene el outfit perfecto, el cuerpo perfecto y la seguridad perfecta. Spoiler: nadie tiene todo resuelto.
No necesitas crop top si no quieres. No necesitas short ajustado, ni glitter en los cachetes, ni una bandera amarrada como capa. Puedes ir en jeans y camiseta si eso te hace sentir tú. El punto no es verte “Pride”, el punto es que estés presente, a tu manera.
Lleva lo básico, sin cargar de más
Vas a caminar, sudar, bailar, gritar, reír, y probablemente empaparte con agua o cerveza ajena. Así que aquí va la checklist realista:
- Bloqueador solar (mucho).
- Agua (más de la que crees).
- Lentes de sol y gorra.
- Power bank (por sí vas a subir stories).
- Efectivo y tarjeta (hay merch, comida, transportes).
- Un pañuelo o toallita húmeda (porque no sabes cuándo lo vas a necesitar).
- Y, si vas a ligar o pasar la noche con alguien… protección y mente clara.
Haz tu plan pero mantente flexible
Hay eventos, conciertos, marchas, fiestas, encuentros, ferias, activaciones, talleres… y sí, puede ser abrumador. Revisa el programa, elige lo que más te llama y traza una ruta.
Pero deja espacio para la espontaneidad. A veces el mejor plan es quedarte en el grupo que conociste hace una hora, tomarte otra cerveza y seguir caminando por Reforma.

Ve acompañado (si puedes)
Ir con amigos puede hacer la experiencia mucho más disfrutable y segura, especialmente si es tu primera vez. Además, siempre es bueno tener a alguien con quien gritar “¡eso mamona!” cuando pasa la carroza de Drag Race o abrazarte durante alguna consigna que te llegue al corazón.
¿Vas solo? También es válido. El Pride es de los lugares más abiertos para conocer gente buena onda. Pero avisa a alguien de confianza dónde vas a estar y mantente localizable.
Pride no es solo el desfile
Sí, la marcha es icónica, pero hay mucho más: cine queer, pláticas, exposiciones, espacios de salud sexual, performance drag, literatura LGBT, y un largo etcétera. Y si eres nuevo en la comunidad o estás explorando tu identidad, estos espacios pueden ser súper valiosos para conocerte mejor y hacer red.
Aprovecha el pre y el post del desfile. Muchas veces lo más poderoso del Pride ocurre en las conversaciones pequeñas, no en las bocinas gigantes.
Cuida tu energía y tus límites
Lo digo con cariño: no tienes que tomarte todo, bailar todo, decir sí a todo o estar en todos lados. El Pride es intenso, ruidoso, emocionante y también agotador.
Si necesitas sentarte, siéntate. Si necesitas un rato de silencio, busca una sombrita o un parque. No hay una sola forma “correcta” de vivirlo. A veces, cuidarte también es un acto de resistencia.

Si tomas, come. Si ligas, protégete.
Lo básico, pero nunca está de más repetirlo. Come bien antes del Pride. Lleva snacks si vas a pasar horas en la calle. Y si vas a beber, hazlo con calma.
Y si el Pride termina en un after, y luego en otro after, y de pronto estás viendo el amanecer con alguien que apenas conociste… protégete con el método que elijas y recuerda que placer y cuidado no se cancelan.
No compares tu experiencia con la de otros
Instagram, TikTok y hasta tus amigos pueden hacerte sentir que “viviste menos el Pride” si no subiste tantas fotos o si no fuiste al antro más hot de la ciudad.
Pero tu experiencia es tuya. No hay niveles de “pridez”. Lo importante es que tú te sientas conectado con lo que viviste. Aunque solo hayas ido una hora, aunque te hayas quedado con ganas de algo, aunque hayas llorado en vez de bailar. Todo eso también es parte del orgullo.
Y sobre todo… disfruta
Baila, grita, canta, llora si hace falta. Toma fotos. Abraza. Lanza besos. Alza tu bandera o simplemente camina con la cabeza en alto. Porque el Pride, más allá del marketing, sigue siendo una declaración poderosa: aquí estamos, seguimos vivos, y no vamos a escondernos más.
Si es tu primer Pride: bienvenido. Si ya llevas varios: gracias por seguir aquí. Y si estás dudando en ir: date el permiso de intentarlo. Quizá encuentres más de ti mismo en medio de la multitud de lo que esperabas.