Hubo años en los que la representación LGBTQ+ era un “extra”, una escena suelta o un personaje secundario con trauma incluido. Y luego vino este año, que decidió hacerlo todo: popstars en modo diosas, musicales tomándose los bares drag, series que dejaron de pedir permiso y fandoms queer organizando la conversación cultural. No fue solo entretenimiento: fue identidad, deseo, ruido, orgullo y hasta controversia.
Este fue el año en que la cultura pop se volvió más queer, más incómoda y más deliciosa de consumir.
Emilia Pérez — cuando el backlash también es político
La temporada de premios vino con sorpresa amarga: Emilia Pérez no cayó nada bien en México. Lo que para festivales internacionales fue “atrevido”, aquí se leyó como una mirada desconectada, problemática y estereotipada.
El backlash no fue simple hate: fue una conversación colectiva sobre quién cuenta nuestras historias, cómo se cuentan y para quién. Desde la comunidad queer mexicana hubo críticas duras: representación simplista, visión extranjera y falta de sensibilidad real.
Y aunque dolió, también fue poderoso: fue México diciendo “ya no nos conformamos”.
Lady Gaga: el año en que no bajó el volumen
Este no fue un buen año para Gaga. Fue un año histórico.
- Lanzó Mayhem, uno de sus discos más ambiciosos.
– Encendió Coachella con Gagachella.
– Dio conciertos en CDMX, Singapur y Río de Janeiro frente a millones de personas. - Arrancó The Mayhem Ball.
- Grabó Dance of the Dead en Xochimilco con Tim Burton.
- Participó en Merlina.
- Y cerró con 12 nominaciones al Grammy, siendo una de las artistas más nominadas del año.
Doce. Nominaciones.
No es solo música: es narrativa queer en escala global. Gaga este año no cantó: declaró principios.
Mentiras: La Serie — cuando el teatro musical se volvió fenómeno drag
Lo que pasó con Mentiras este año no fue normal. La serie no solo reavivó el amor por el musical en CDMX: lo convirtió en lenguaje común dentro de la cultura queer mexicana y latinoamericana.
Después del estreno, el musical explotó de nuevo:
- Funciones agotadas.
- Giras por distintas ciudades.
- Y lo más importante: un takeover absoluto de los shows drag.
De la noche a la mañana, Mentiras se volvió el soundtrack oficial de bares queer en México, Colombia, Argentina, Chile y más. No había noche de drags sin Daniela, Lupita o Yuri. Fue teatro convertido en código cultural LGBTQ+: quien entendía Mentiras, entendía la vibra.
Wicked: el año en que la bruja fue icono
Wicked no bajó de conversación en todo el año. El elenco es una alineación cósmica queer: Cynthia, Jonathan y Bowen, con Ariana, Jeff y Michelle orbitando como iconos pop.
Pero el momento histórico fue otro:
Jonathan Bailey fue nombrado Sexiest Man Alive por People.
Primer hombre abiertamente gay en recibir el título.
El estreno de Wicked: For Good no fue una película: fue evento cultural queer global.
Las series que nos dejaron calientes, incómodos y sin control del botón “siguiente”
Este fue el año en que el streaming entendió algo: no queremos “representación bonita”. Queremos historias que ardan.
Olympo
Drama internacional con estética impecable y una tensión queer que no se esconde. Funciona porque no explica: existe.
The Hunting Wives
Deseo y privilegio en suburbia. Mujeres ricas, secretos, atracción peligrosa. Verla es como husmear donde no te invitaron.
Heated Rivalry
Rivalidad, cuerpos, masculinidad quebrándose. No es cómoda, es adictiva.
Bonus: KATSEYE y el himno que no sabíamos que necesitábamos
Su presentación en Lollapalooza marcó un antes y después. Pero fue “Gabriela” lo que selló su lugar en la cultura queer: se volvió himno, meme, challenge, referencia, abrazo colectivo.
KATSEYE no entró a la conversación: la encendió.
Este año no pedimos permiso
No fue perfecto. Hubo polémicas, errores, conversaciones incómodas y muchos ataques a la comunidad. Pero también hubo algo más fuerte: voz, presencia y unión.
Este no fue un año queer en entretenimiento.
Fue el año en que el entretenimiento tuvo que volverse queer para seguir siendo relevante.